No hay Pilotos buenos, hay Pilotos Viejos.



miércoles, 2 de julio de 2008

Inicio del Parapente

El parapente nació a finales de los años 70 como una derivación del uso de paracaídas para descender desde montañas con fuertes pendientes, de ahí su nombre 'para-pente'. Los primeros parapentistas eran en su mayoría escaladores que buscaban una manera sencilla de bajar de las cumbres una vez que las habían alcanzado, pero su evolución hacia verdaderos planeadores capaces de engancharse a las corrientes térmicas ascendentes, subir y mantenerse en el aire durante horas convirtió al parapente en un deporte en sí mismo, recreacional y competitivo, que hoy practican miles de personas en todo el mundo y que cuenta con circuitos de competición de alto nivel para sus dos disciplinas, el vuelo de distancia o ‘cross-country' y la acrobacia.

El parapente es un deporte que nació de los montañeros que querían bajar volando las cimas que habían ascendido. El ala, o a veces todo el equipo, se llama con el mismo nombre. La definicion técnica precisa sería: planeador ultraliviano flexible. Planeador porque no necesita motor, ultraliviano ya que el equipo pesa menos que el piloto, y flexible por que no hay partes rígidas que compongan el ala.
El parapente es una de las aeronaves que permiten practicar vuelo libre. Se llama paramotor cuando la misma ala se utiliza en un arnés con un motor y una hélice que propulsan todo el sistema.

Se trata de conseguir despegar, volar y aterrizar con un ala flexible por los medios propios. El despegue se realiza a pie, normalmente desde el borde de una ladera encarada al viento. El piloto se sienta en un arnés, unido a la vela mediante dos mosquetones. Está equipado con un casco y suele llevar un varioaltímetro, GPS y equipo de radio. A menudo también dispone de un paracaídas de emergencia. Otra práctica posible del parapente consiste en realizarlo con tornos mecánicos que un operador controla dándole mayor o menor tensión a una soga. Ésta se engancha en el arnés por medio de un suelte rapido, que el piloto acciona cuando desea liberarse de la cuerda. Este tipo de vuelo es típico de llanuras (especialmente en desiertos, donde se alcanzan las mayores alturas). La duración del vuelo depende de la habilidad del tripulante para encontrar zonas térmicas o el efecto dinámico que se produca en alguna formación con respecto al viento.


No obstante, la ciencia del vuelo a vela y, por consecuencia, del parapente se basa en las corrientes térmicas. Éstas se producen al calentarse una masa de aire por conducción, es decir, por el contacto del aire sobre un suelo calentado por los rayos solares. Dicha masa de aire se dilata al elevar su temperatura y resulta más ligera que el aire circundante, por lo que comienza a elevarse, del mismo modo que asciende un globo aerostático al calentar su masa de aire interior. Esta ascensión de aire caliente, llamada térmica, es el motor utilizado por todas las aeronaves planeadoras sin motor. Existen varias maneras de obtener altura: térmica, restitución, dinámico o ladera, onda de montaña y convergencia de brisas. Todas ellas tienen sus peculiaridades particularidades, incluso algunas nubes de convección como los cúmulos pueden proporcionar ascendencias, así como las nubes lenticulares están asociadas a grandes ascendencias producidas por la orografía del terreno. La restitución se produce al atardecer, cuando las grandes masas de agua o arboledas restituyen a la atmósfera el calor sensible almacenado durante el día, proporcionando ascendencias suaves pero de enormes dimensiones. El vuelo dinámico se realiza desplazándose sobre un obstáculo frente al viento, pues éste al subirlo proporciona una masa de aire ascendente. La onda de montaña está producida por vientos a velocidad elevada que al ascender y descender por accidentes orográficos y debido a la elasticidad del aire, producen enormes ascendencias y descendencias, así como zonas muy turbulentas; puede amplificarse si las cadenas montañosas son varias y se produce un fenómeno llamado resonancia. La convergencia de brisas de distinta orientación producen una zona ascendente alargada y generalmente coronada por nubes de convección. Esta convergencia puede ser desplazada por el viento meteorológico existente en capas más altas de la atmósfera y son auténticas autopistas del vuelo libre. Se han llegado a sobrepasar distancias de 400 kilómetros en línea recta debido a este fenómeno.
Las ascendencias producidas por una nube de tormenta son tan grandes que desbordan al piloto y constituyen un peligro potencial para una aeronave lenta como es el parapente, tanto por la enorme altitud a la que llegan a subir como por las turbulencias existentes en su seno. El rango máximo y mínimo de velocidades para un modelo de parapente intermedio es: Velocidad máxima: 50 kilómetros/hora. Velocidad mínima: 24 kilómetros/hora, para un parapente de competición la velocidad máxima puede superar los 60 kilómetros/hora con una relación de planeo de 10:1, es decir, que por cada 10 metros que avanza desciende naturalmente uno.

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